lunes, 6 de junio de 2011

Siempre tuve tendencias suicidas, hace mucho tiempo sueño con la muerte misma. Una noche recibo una llamada: " veamonos en el lugar de siempre ahora ", inmediatamente salgo para allá, para encontrame con su cadáver frío, no hacía falta acercarme, lo sentía. Miraba alrededor, veía la niebla y la tan danzarina soledad, el viento daba vueltas en torno a mi cuerpo, sin embargo no podía despegar mi mirada de ella, su hermosura me dejaba perpleja casi sin respiro, cada segundo, cada suspiro era como ramas de espinas apretando mi alma, el alma que estaba ligada a ella.
Recordaba su cuello, largo como el tallo de una rosa, constreñido y lastimado
Pasaron horas, tomé valor y con ganas de seguir sufriendo, corté la soga. El llanto fue inmediato, la tenía entre mis brazos, mis lágrimas de lamentos caían sobre su rostro, blanco y muerto.
Fueron 3 días de incontrolable desesperación, aferrada a ella. Luego ellos me la quisieron quitar... me la quitaron, y sentí, sentí como parte de mis sentimientos se fueron con ella, dejandome vacía, inerte.

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